Y en esto que llega a la ciudad Solomon Burke, Mr. Soul, el hombre que apenas puede mover sus casi 200 kilos de humanidad, pero que con su voz y carisma mueve montañas a través de un público entregado. Y llega para poner orden. Su misión: poner patas arriba el escenario.
Hace 45 años Burke se codeaba con Otis Reading, Sam Cooke y James Brown porque era uno de ellos, uno de los nuestros. Uno de los grandes.
El rey Solomon repartió mucho más que rosas. Nos dió esperanza, nos hizo creer que el mundo todavía es un lugar maravilloso y que el amor sigue siendo necesario. Puede sonar a tópico pero los que tuvieron la suerte de ver la sala en plena combustión saben de que hablo. Porque durante dos horas nos olvidamos de todos los farsantes del mundo.
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