domingo, 26 de septiembre de 2010

Reflexiones viajeras


Existen lugares en el mundo a los que sabes que, tarde o  temprano, acudirás. Porque a pesar de la distancia ese lugar te resulta cercano y conocido. Porque se puede sentir nostalgia de un lugar en el que nunca se ha estado. Pero ese viaje lo vas posponiendo. Nunca encuentras el momento adecuado, quizás por temor a lo impactante que puede llegar a ser la experiencia.
En nuestro paseo por una parte de lo que fue la antigua Yugoslavia, Blackbird y yo pudimos comprobar los destrozos de una guerra absurda, contemplamos paisajes y monumentos preciosos. Pero, sobretodo, conocimos a una gente maravillosa, dispuesta a ayudar y siempre con una sonrisa en sus caras.
Hay viajes que marcan porque superan las expectativas, y éste ha puesto, en ocasiones, en jaque mis sentimientos y emociones y ha acabado siendo un viaje al fondo de mí mismo.
Y puedo decir que, después de haber estado allí, todavía siento nostalgia. Algo de mí se quedó en los Balcanes. Algo mío se quedó en un museo croata.

martes, 7 de septiembre de 2010

Epifanía indie

Yo La Tengo "And Then Nothing Turned Itself Inside-Out"

Hay momentos en la vida del melómano en el que las canciones ya no pueden separarse de la propia experiencia y parece que se filtren hacia las profundidades de tu mente. Cuando eso ocurre, esa canción se va a quedar ahí para siempre. Y saldrá a la superfície cuando menos te lo esperes, recordándote un amor, un olor, una sonrisa, una lágrima.
En mi ADN musical las canciones de Yo La Tengo ocupan un lugar preferente y lo comenzaron a hacer gracias a este disco del año 2000 donde los de Hoboken (Nueva Jersey) se desmarcan un poco del sonido más enérgico de sus anteriores trabajos y se vuelven más reposados e intimistas sin renunciar a sus ya famosos chispazos eléctricos.
Hace 25 años que Yo La Tengo hacen canciones. Y hace diez que no dejan de emocionarme.

http://www.youtube.com/watch?v=xJAXG6n3jPw

jueves, 2 de septiembre de 2010

Éramos jóvenes y despreocupados


Pero en julio nos plantábamos enfrente del televisor. Para emocionarnos con las hazañas de nuestros héroes. Nos gustaba el ciclismo. El bueno. El de antes. No la pantomima de ahora. Esperábamos con ansiedad la llegada del avituallamiento porque sabíamos que el ciclista bohemio, el profesor, tenía preparada una emboscada. "Con un rival no se pacta, se pelea".
El ciclismo es eso. Seguir pedaleando cuando se ha perdido el resuello. Porque en la vida hay que seguir pedaleando.
El sufrimiento en el ciclismo es un concepto muy romántico. No importa si estás en cabeza o descolgado, si sufres para ganar o para no perder diez minutos. Todos los ciclistas saben sufrir. No necesitan pinganillos.