domingo, 26 de septiembre de 2010

Reflexiones viajeras


Existen lugares en el mundo a los que sabes que, tarde o  temprano, acudirás. Porque a pesar de la distancia ese lugar te resulta cercano y conocido. Porque se puede sentir nostalgia de un lugar en el que nunca se ha estado. Pero ese viaje lo vas posponiendo. Nunca encuentras el momento adecuado, quizás por temor a lo impactante que puede llegar a ser la experiencia.
En nuestro paseo por una parte de lo que fue la antigua Yugoslavia, Blackbird y yo pudimos comprobar los destrozos de una guerra absurda, contemplamos paisajes y monumentos preciosos. Pero, sobretodo, conocimos a una gente maravillosa, dispuesta a ayudar y siempre con una sonrisa en sus caras.
Hay viajes que marcan porque superan las expectativas, y éste ha puesto, en ocasiones, en jaque mis sentimientos y emociones y ha acabado siendo un viaje al fondo de mí mismo.
Y puedo decir que, después de haber estado allí, todavía siento nostalgia. Algo de mí se quedó en los Balcanes. Algo mío se quedó en un museo croata.

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