martes, 17 de diciembre de 2013

Anoche soñé que volvía a Manderley


Hasta hace dos días desconocía que Joan Fontaine seguía viva. Tuvo que morir para sacarme de mi ignorancia. Con su desaparición también me he enterado de otras cosas. Como que era hermana de Olivia de Havilland, la de Lo que el viento se llevó, con la que se llevaba fatal. Por cierto Olivia de Havilland sigue viva. Tiene 97 años, uno más con los que murió su hermana. Ambas nacieron en Tokio, y sus padres también llegaron a vivir muchos años.
A lo que iba, nunca me gustó Joan Fontaine, con esa cara de pánfila que parece no enterarse de nada. Especialmente en Rebeca. Yo era más de Judith Anderson, la malvada y manipuladora Señora Danvers, la ama de llaves encargada de mantener viva la llama de Rebeca, el fantasmagórico personaje principal, y de hacer la vida imposible a la nueva intrusa, el personaje de Joan Fontaine. Por cierto, Judith Anderson también murió con noventa y tantos años.
La peli me fascinó. Con la muerte de Joan Fontaine, por un momento yo también he vuelto a la mansión de los De Winter y a su inolvidable penumbra hitchcoriana.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Fazer horas

"En la niebla leve de la mañana de media-primavera, la Baja despierta entorpecida y el sol nace como con lentitud. Hay una alegría sosegada en el aire con mitad de frío, y la vida, al soplo de la brisa que no hay, tirita vagamente por el frío que ya ha pasado, por el recuerdo del frío más que por el frío, por la comparación con el verano próximo, más que por el tiempo que está haciendo. No han abierto todavía las tiendas, salvo las lecherías y los cafés, pero el reposo no es de torpor, como el del domingo; es tan sólo de reposo. Un rastro rubio se antecede en el aire que se revela, y el azul se colorea pálidamente a través de la bruma que se extingue. El movimiento comienza poco a poco por las calles, destaca la separación de los peatones, y en las pocas ventanas abiertas, madrugan también apariciones. Los tranvías trazan a medio-aire su surco móvil amarillo y numerado. Y, de minuto en minuto, sensiblemente, las calles se desdesiertan."
                                                                                                                           
                                                                                                                                     Fernando Pessoa