lunes, 23 de mayo de 2011

En ayunas sabe mejor


Sostiene Cándido que un estómago vacío es condición indispensable para obtener un mayor disfrute en la escucha de determinadas músicas. Como el Dr. Robert siempre ha valorado en alta estima las asertaciones de su colega melómano, eso fue lo que hizo.
Y tres cuartos de hora después, y acuciado por el hambre, pudo ratificar la teoría. If you´re feeling sinister (1996), de los escoceses Belle and Sebastian, pertenece a ese grupo selecto de discos que se saborean mejor en ayunas. O eso le pareció, porque esa última experiencia auditiva hizo que el Dr. Robert comenzara a divagar: "¿Cómo es posible que la mayoría de gente de mi entorno no sienta la música como yo? ¿Por qué una canción excelsa, como las de este disco, no llega al gran público y otra inmunda sí?..." Cuestión de gustos, Dr. Robert.
Nos hacemos mayores pero el pop nos mantiene jóvenes, se consoló el Dr. Robert.

martes, 17 de mayo de 2011

Anhedonia


Mi recién estrenada baja laboral me está obligando a pasar demasiado tiempo conmigo mismo.
Bajo esta perspectiva nada envidiable, maniatado por mi incapacidad temporal y cargado de paciencia y resignación, me dispuse a afrontar un nuevo y largo día.
Degustando el mejor café del mundo, el que se toma en pijama, salí al patio. El mismo donde Blackbird parece encontrar la felicidad.
Absorto en pensamientos banales, escuché una voz procedente del interior de una ventana a medio cerrar. Palabras que pronto se convirtieron en conversación.
Ella decía: "Soy incapaz de relajarme. Antes me gustaba ir al cine, ahora no soporto estar dos horas sentada. No disfruto con nada. No me lo paso bien ni con mis amigos. Si ti soy sincera no siento placer cuando lo hacemos. Y estoy segura de que la culpa no es de él."
A lo que una voz masculina respondió: "Lo que a ti te pasa tiene un nombre. No es depresión, sino como una incapacidad de sentir placer. Deberías ir al médico."
Me sentí como Gena Rowlands en Otra mujer, la maravillosa película de Woody Allen, cuando accidentalmente escucha, a través del respiradero de su apartamento, una conversación íntima entre su vecino psiquatra y una paciente.
Me invadió una sensación de incomodidad. No sabía si seguir escuchando esa conversación ajena e interesante o hacer lo que nadie hace.
Una conocida llamada telefónica preocupándose por mi salud lumbar me impidió saber más.
Y el patio volvió a la paz, su estado natural.

miércoles, 11 de mayo de 2011

No más Myolastan


No más Doxilamina. Ni más Neurontin.
Es desconcertante, a la vez que frustrante, que, a estas alturas del juego, le comuniquen a uno que no sabe caminar. Que es conveniente mirar a la vida de tú a tú, recto y erguido, orgulloso de uno mismo, desde la planta del pie hasta el parietal.
Cae la noche y el dolor, como todas las noches en los últimos cuatro años, acude puntualmente a la cita, y mis lumbares ya me están reclamando su dosis de quietud y de calor.
Cuando la odisea de correr cinco kilómetros ya hace tiempo que se convirtió en utopía. Cuando atarse los cordones resulta un suplicio, entonces ya no queda más remedio que recurrir a la química para notar un poco de alivio.
Posturas antinaturales en forma de estiramientos, me dicen, que son el antídoto perfecto para mantener calladas a mis protrusiones discales, que se empeñan en hacerse notar y recordarme que tengo que cuidarme.

lunes, 9 de mayo de 2011

Sevvy

Pionero: persona que se adelanta a las demás en una determinada disciplina.
                                       ¡¡¡La metí!!!
Corría el caluroso y decisivo verano de 1984. Decisivo porque definió mis inquietudes deportivas.
Recuerdo que, con la complicidad de mi hermano, aquel año empezamos el boicot a esa tradición familiar tan extendida por estos lares: la de tostarse al sol. Dijimos no a toallas, sombrillas y arena, y nos preparamos para descubrir nuevas sensaciones. Vimos voleas perfectas en la hierba de Wimbledon, sufrimos escalando los puertos míticos del Tour, y en Los Angeles conocimos al mejor jugador de baloncesto parido por una mujer europea y al mejor jugador de baloncesto parido por una mujer.
Y ese mismo año también nos indignamos frente al televisor. Un españolito desconocido en su país pero ya leyenda en las islas británicas estaba a punto de ganar su segunda jarra de plata en la meca del golf, Saint Andrews, cuando algún iluminado responsable, o habría que decir irresponsable, de TVE decidió cortar la transmisión para conectar con una carrera de caballos.
Era 1984 y el deporte español no andaba sobrado de héroes. Severiano Ballesteros nunca fue profeta en su tierra. Quizás lloren más su muerte en Gran Bretaña que en España, porque Sevvy nació antes que Seve.

martes, 3 de mayo de 2011

Elogio de la lectura


Decía un poeta ya fallecido que leemos para saber que no estamos solos. Como buen inadaptado emocional, sabía de lo que hablaba.
Maurice Blanchot, escritor francés y el último de los malditos ilustrados, sentenció que escribir era hacerse transparente a los demás e indescifrable a uno mismo.
Para mí, aparte de que es una manera muy fácil y cómoda de conocer a gente interesante, leer constituye una necesidad casi fisiológica.
Leer es ser libre, es abrir una ventana y volar. Cuando abro un libro una mano o una fuerza tira de mí y se me lleva. Los mejores momentos de la lectura son aquellos en los que te encuentras con algún pensamiento, una sensación que creías que era íntima y personal y que, de repente, la ves expresada por otra persona que no conoces, porque posiblemente esté muerta o viva a miles de kilómetros. Y es ahí, en ese instante, cuando del libro surge una mano y toma la tuya.