miércoles, 19 de enero de 2011

El largo y aburrido libro del amor

The Magnetic Fields "69 Love Songs"

Si alguna vez has tenido miedo de que, en un descuido, alguien te rompa de un golpe el corazón, y si tu sospechas se ven confirmadas, entonces tienes todos los números para acabar siendo uno de los protagonistas de esta biblia de los desamparados emocionales, perdedores y soñadores enfermizos.
69 Love Songs (The Magnetic Fields, 2000) es un disco que te alimenta, pero con cierto dolor. Por eso es mejor tomarlo en pequeñas dosis y espaciadas en el tiempo.
Stephen Merritt, el pequeño geniecillo que se esconde en estos campos magnéticos, se propuso realizar una enciclopedia sonora sobre el amor y todas sus afecciones. Difícil no caer en lo cursi y en lo patético, tratándose del tema más exprimido y manoseado por los siglos de los siglos. Ese sentimiento ambiguo y complejo que duerme en nuestra mente, y que cuando despierta arrasa con todo.
Lo que aquí consigue el bueno de Merritt es una obra maestra contemporánea, un disco que no te lo acabas nunca pero al que deseas volver siempre.

http://www.youtube.com/watch?v=eo8vW_0H_Kg

miércoles, 12 de enero de 2011

Un mundo de gente incompleta


Pusieron todo de su parte. Nadie les podría recriminar que no lo intentaron. Pero tras el empacho de espíritu navideño sintieron que ya no podían más. Se habían quedado sin fuerzas.
"¿Desaparecemos?", pareció suplicarle ella con su cómplice mirada. En aquel preciso instante a él le vino a la cabeza el verso de una canción: "Sé tú mismo, repetimos una y otra vez. Pero para ser yo mismo, ¿cómo tengo que ser?", y comprendió que ella llevaba razón.
Al llegar a casa cerraron puertas y ventanas, y se pusieron al resguardo de cualquier tentación con forma de precio desinflado.
Mañana será otro día, pensaron. Hoy lo que toca es esconderse a dos metros bajo tierra.

viernes, 7 de enero de 2011

Condenado al ostracismo


En estos primeros días del año ya se está viendo quién va a ser el gran damnificado. Ni fumadores, activos o pasivos, ni hosteleros. Tampoco se verán afectados los controladores aéreos. Y las tabacaleras, mucho menos.
La Ley Antitabaco, promulgada por unos iluminados que últimamente, parece ser, andan tremendamente preocupados por la salud de sus ciudadanos, se ha olvidado de uno de los principales protagonistas de todo este embrollo. Nadie le ha pedido su valiosa opinión, que hubiese dado luz al asunto. Y ya nadie parece recordar el gran servicio que aporta a uno de los más característicos vicios humanos que existen.
El cenicero, testigo de costumbres insanas, no es sólo un objeto coleccionista de cenizas y colillas. También es, entre otras cosas, el delator de las prisas que se esconden detrás de ese cigarrillo casi impoluto, y que es uno de los males de esta sociedad.
Este año, que parece que va a seguir siendo de crisis, también será el año de las terrazas y el cenicero estará condenado a ser uno de sus más ilustres habitantes.