miércoles, 12 de enero de 2011

Un mundo de gente incompleta


Pusieron todo de su parte. Nadie les podría recriminar que no lo intentaron. Pero tras el empacho de espíritu navideño sintieron que ya no podían más. Se habían quedado sin fuerzas.
"¿Desaparecemos?", pareció suplicarle ella con su cómplice mirada. En aquel preciso instante a él le vino a la cabeza el verso de una canción: "Sé tú mismo, repetimos una y otra vez. Pero para ser yo mismo, ¿cómo tengo que ser?", y comprendió que ella llevaba razón.
Al llegar a casa cerraron puertas y ventanas, y se pusieron al resguardo de cualquier tentación con forma de precio desinflado.
Mañana será otro día, pensaron. Hoy lo que toca es esconderse a dos metros bajo tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario