viernes, 12 de febrero de 2010

Memorias televisivas


Coincidía plenamente con el comentarista. Estábamos siendo testigos de uno de los momentos más memorables de la historia reciente del deporte. Nada estaba planeado. Haciendo zapping me encontré con la semifinal del campeonato del mundo de rugby entre las selecciones de Francia y Nueva Zelanda. Corría el año 1999. Nunca he sido un apasionado del rugby, aunque lo prefiero antes que el fútbol americano, pero ese partido me dejó aturdido. Francia remontó un marcador muy adverso y consiguió imponerse a los míticos "All Blacks", pero eso casi fue lo de menos. Lo importante, lo transcendente fue la manera de competir. Cómo esos 30 superhombres, que sólo necesitan una camiseta sin protección, fueron capaces de luchar hasta la extenuación, hasta el límite de lo humano. Eso sí es representar a un país, recuerdo que pensé. Que orgullo sentirse francés o neozelandés. Desde ese día siento un enorme respeto hacia el rugbier. Están hechos de otra pasta. Habrá deportes más duros, más exigentes, seguro que más violentos, pero ninguno puede igualar la liturgia del rugby: esa combinación de vandalismo y caballerosidad, de elegancia y brutalidad.

Canción del día: "Beneath the rose" (Micah P. Hinson)
http://www.youtube.com/watch?v=QiVS56IePXw

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