lunes, 24 de mayo de 2010

Preferiría no hacerlo


Bartleby es uno de los personajes más intrigantes de la literatura. Lo desconocemos casi todo de él. Bartleby no puede aceptar la humanidad. No puede pertenecer a ella. Melville nos muestra en esta breve novela la más precisa y desolada imagen de la derrota. La de Bartleby, el escribiente es la historia de una integración imposible, de un exilio voluntario del mundo. Bartleby hace de la reserva su fortaleza. Ante su fatal destino, el amanuense decide suspender la acción, no hacer nada y arrojar la toalla.
La tragedia de Bartleby es conmovedora porque su móvil es el silencio. Un silencio que nos aterra a todos, porque Bartleby somos todos. El final de la novela es estremecedor.

"El rumor era éste: que Bartleby había trabajado como ayudante subalterno en la oficina de cartas muertas de Washington, de donde lo despidieron repentinamente tras un cambio en la administración. Cuando pienso en este rumor, no acierto a expresar las emociones que me embargan. ¡Cartas muertas! ¿No es como decir hombres muertos? Consideren un hombre, por naturaleza y desventura, inclinado a una pálida desesperanza. ¿Qué otro oficio podría ser más adecuado para aumentarla, sino el de manejar todo el rato esas cartas muertas, reuniéndolas con destino al fuego? Pues anualmente las queman por arrobas. A veces, del papel doblado el pálido ayudante saca un anillo; el dedo al que se dirigía, quizá, se pudre en la tumba. Un billete de banco remitido con apremiante caridad; aquél a quien hubiera aliviado ya no come ni padece hambre. Perdón para los que murieron desesperando, esperanza para los que murieron sin ella, buenas noticias para los que murieron agobiados por desgracias insoportables. Con misiones de vida, esas cartas se apresuran hacia la muerte.
¡Oh, Bartleby! ¡Oh, humanidad!"
Canción del día: "The Funeral" (Band of Horses)
http://www.youtube.com/watch?v=ibE7IqEjni4

No hay comentarios:

Publicar un comentario