jueves, 1 de abril de 2010

La densidad de un sofá


Era un mundo nuevo para mí. Bueno, y lo sigue siendo. Entrar en una tienda de sofás es adentrarse en la dimensión desconocida. Te sientas, te estiras, los pruebas todos hasta que parece que vayas a ser engullido por algún sofá hambriento o cansado de aguantar tanto culo maleducado. Te entran ganas de poner los pies encima de la mesa del vendedor para comprobar si es cómoda y resistente.
He aprendido lo importante que es saber escoger un sofá. Ni demasiado duro, ni demasiado blando. Tener un buen sofá proporciona categoría, por lo que no hay que precipitarse. No comprendo cómo la gente es tan descuidada a la hora de elegir un sofá. Existen sofás lujosos que al acostarte en ellos te llevas una gran decepción.
El mundo del sofá tiene sus propias reglas. Pobre de tí si osas transgredirlas. Esto sólo puede entenderlo quien haya crecido sentado en un buen sofá. Sucede como con quien ha leído buenos libros o escuchado buena música de joven. Un buen sofá crea buenos sofás, un mal sofá crea malos sofás. Es así como funciona.
Hay gente que conduce automóviles de lujo pero tienen en su casa sofás de segunda o tercera categoría. Esas personas no me merecen excesiva confianza. Cualquiera que tenga dinero puede comprar un coche caro. Para adquirir un buen sofá no basta con el dinero. Hace falta juicio, experiencia y cierta filosofía, y tener claro lo que es y representa un sofá.

Canción del día: "Title and Registration" (Death Cab For Cutie)
http://www.youtube.com/watch?v=Yl6Cq2mOUF8

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