jueves, 21 de octubre de 2010

Yo también soy berlinés


Ostalgie es un concepto que describe la creciente melancolía que se está apoderando de muchos ciudadanos de la extinta República Democrática Alemana. 20 años después de la proclamación de la reunificación alemana, los ossies -alemanes que nacieron en el este- opinan que se vivía mejor antes de la discutible reunificación, cuando les obligaron a mezclarse con sus vecinos occidentales, los wessies.
Una encuesta reciente demuestra que únicamente una minoría de los que fueran habitantes de la RDA se sienten ciudadanos plenos de la nueva Alemania. Las causas son económicas pero también sociales. La parte oriental sigue siendo la pobre, con el doble de paro y la mitad del PIB que su vecina rica. Eso explica el éxodo masivo de los ossies hacia el oeste buscando mejores oportunidades laborales. Una vez allí surgen los problemas de convivencia. Los ciudadanos que vienen del este son tratados como inmigrantes dentro de su propio país. Incluso hay quien habla de xenofobia. Ya se sabe, el pobre siempre molesta.
"Ich bin ein Berliner" (Yo también soy berlinés) dijo en 1963 Kennedy. Quizás si lo hubiese dicho uno de Munich tendría más valor.
La caída del muro de Berlín parece que fue una cosa buena. Daba grima ver ese símbolo arcaico de la guerra fría en una ciudad tan bonita. Pero la reunificación parece ser que ha sido y está siendo otra cuestión. El muro sigue instalado en muchas mentes.

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