viernes, 15 de octubre de 2010

El gran carnaval


Cuando los 33 mineros recién rescatados de las entrañas de la tierra sean conscientes de la repercusión mediática que ha supuesto su sufrimiento, fliparán. Algunos aprovecharán el tirón y se harán estrellas televisivas, exponiéndose, claro está, a las directrices de este monstruo contemporáneo en que se ha convertido la televisión, hambrienta de personajes indefensos pero potenciales subidores de audiencia. Otros, los más sensatos, echarán pestes de su no deseada reciente fama y quizás acaben deseando volver a las profundidades. No les dejarán.
Cuando sucedió el accidente que ha tenido a estos hombres más de dos meses bajo tierra inmediatamente me vino a la cabeza El Gran Carnaval, película de los años 50 dirigida por Dios, es decir Billy Wilder, en la que retrata, con su mezcla de humor y tragedia, los peligros de una prensa sin escrúpulos cuando un minero indio queda atrapado en el subsuelo y un periodista hambriento de fama ve en el suceso la oportunidad de escalar en su profesión.
Mi enhorabuena y mi pésame a estos mineros. Bienvenidos a un nuevo mundo.

"El gran carnaval era una película muy buena; el argumento tenía fuerza y estaba bien trabajado. Pero la gente no quería saber; la gente no quiere que le cuenten que si hay un accidente en la calle y hay un herido grave, antes de ir a avisar a un médico, se quedan contemplando con curiosidad morbosa la tragedia. Eso es lo que había en la película: el circo, la música, la gente emborrachándose y pasándoselo bien... Diría que no es un tema fácil de digerir, la gente se sentía un poco culpable".  Billy Wilder


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