Un recóndito y estrecho lugar donde los diagnósticos del Doctor Robert campan a sus anchas. Pasen y lean con que ojo clínico disecciona el mundo pagado de sí mismo. Y si no se quieren pasar, de todas formas lean. Lo del 27 es un asunto personal que viene de muy lejos entre el número y el facultativo.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Tardes en Aquitania
Con impaciencia aguardaba a que fuera miércoles. Ávido como estaba de conocer a los clásicos, cada semana me dejaba embriagar, dispuesto a que me impartieran lecciones en sesión doble. ¡Y al módico precio de 300 pesetas! Iba a ir a la esencia, apartado de modas que dictan lo que hay que pensar.
Adquirí nuevos conocimientos y nuevas sensaciones.
Fascinado, supe que la sensualidad era quitarse un guante; asombrado, averigüé la terrible historia que se escondía detrás de "Rosebud"; cogidos de la mano, acompañé a Norma Desmond en su largo y sinuoso camino hacia el olvido; fui consciente de los graves peligros para la salud que conlleva una partida de ajedrez contra la Dama Negra, la que nunca pierde; temeroso, descendí al corazón de las tinieblas y el coronel Kurtz me enseñó las miserias de la condición humana; y como buen marxista, soñé con la posibilidad de la existencia de un país de gansos, loco y divertido, pero a la vez justo.
Con la llegada arrogante del euro, deserté. Y la Filmoteca pasó de ser una necesidad a convertirse en un recuerdo. Ahora ha cambiado de ambientes, la han acicalado con un vestido más bonito y moderno.
Yo me quedo con sus viejos harapos y con mis recuerdos.
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