jueves, 11 de agosto de 2011

Simón, el viejo


Simón es un viejo melancólico. Envejeció muy deprisa, hace miles de años, y se convirtió en filósofo espontáneo y malhumorado. Cada noche en la barra de los perdedores, su refugio y su cárcel, tiene un ataque de sinceridad. Es una verdad con aroma de whisky escocés: -"Nunca dejes de beber cuando todavía seas capaz de pensar que es mejor no seguir bebiendo".
Antes de ser un viejo prematuro, Simón tenía un don. Pero no supo hacer nada con él. Nadie puede imaginar lo que es tener un talento natural para hacer algo y no poder hacerlo, aunque la gente que tiene verdadero talento no les hace falta hacer nada.
Los ojos de Simón ya no pueden asumir el riesgo de mirar el mundo porque temen que en un destello de realidad se queden ciegos.
Hubo un tiempo en el que Simón tenía esperanzas, ahora ya tiene bastante con trabajarse su propia decadencia.

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