jueves, 21 de abril de 2011

La única banda que importa


En la cola del paro, en una oficina de un suburbio londinense, se parió una idea: dotar al punk de ideología, de esencia, de actitud. Si entendemos el punk como una opción política, además de artística, entonces entendemos a The Clash.
Ellos fueron los portavoces del hastío de una generación intentando explicar por qué los jóvenes se estaban volviendo nihilistas.
Joe Strummer no fue un gran cantante. Más que cantar, gritaba. Pero en la Inglaterra thatcheriana se debía gritar para hacerse oír. Y The Clash gritaron con muy mala leche, convirtiéndose en la voz de la clase obrera.
¿Y que hay de la música? En los discos de The Clash suena punk, rock, reagee, ska, soul, funk, canción protesta, músicas del mundo antes de que se llamara así... Mejor escuchen London Calling, disco capital en la historia de la cultura occidental, y sabrán de qué hablo. Yo lo hago una vez al año, como mínimo. Cuestión de higiene.
A finales de los setenta existía un dicho que afirmaba que The Clash eran la única banda que importa.
Como les echo de menos en el 2011.

"No teníamos una solución clara para los problemas de la sociedad. Tanteábamos una solución socialista para que el mundo fuera un lugar menos deprimente. Pero si Karl Marx fue incapaz de hacerlo, ¿cómo lo iban a conseguir cuatro macarras de Londres?" Joe Strummer

No hay comentarios:

Publicar un comentario