viernes, 11 de marzo de 2011

Rimas y ciruelas


Me he despertado con un pensamiento muy agradable. En el mundo todavía quedan personas interesantes. Ayer por la noche tuve una cita con una de ellas y no fue necesario salir de casa. Me acomodé en el sofá y empezamos a charlar.
Paul Chowder es poeta. Durante un tiempo, incluso fue un poeta publicado. Se define asimismo como nefelibata que, me explica, significa persona soñadora, que anda por las nubes. Veo que tenemos algo en común.
Yo no entiendo la poesía. Mi cultura siempre ha sido prosaica. En cambio, Paul se cansó de leer siempre la misma novela. Diferentes personajes, idénticas situaciones. Veo que también tenemos puntos de vista divergentes.
Paul tiene una misión en la vida: buscar y encontrar la razón por la que existe la rima. Ardua tarea. Vive obsesionado por la poesía rimada, quizás porque él sólo escribe ciruelas, que es como Paul llama a los poemas que no riman.
Paul Chowder, como todos los poetas, está en crisis. No es capaz de escribir la introducción de su antología y sufre de mal de amores. No quiere parecer el típico poeta atormentado pero sabe que ellos, los poetas, son los sufridores oficiales, que utilizan la rima como una cuerda para salir de sus barrancos particulares de desesperación. Pero él no sabe rimar y nunca escribirá aquel simple verso que mejor explica la agonía del poeta: A la medianoche dejas / lágrimas en tus orejas.
Paul Chowder no es real, es un personaje de ficción. Es el entrañable protagonista de una deliciosa novela, muy a su pesar. A mí no me importa.
Por eso leo. Últimamente es la única forma que tengo de conocer personas interesantes.

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