martes, 14 de diciembre de 2010

Pensando el flamenco


Al artista inquieto le gustaba la idea del poeta inglés Percy B. Shelley según la cual no existe más que un único poema, infinito, del que todos los poemas forman parte y son fragmento. Por consecuencia, pensaba el cantaor intelectual, no tenía ningún sentido aislar el flamenco como si no tuviese ninguna relación con nada ajeno a él. Y a eso dedicó su vida, y su arte. Esquivo a los catecismos y rehuyendo dogmatismos, él siempre fue a la suya, a contracorriente. El cantaor más indie afirmaba: "En el flamenco no hay maestros, somos todos discípulos."
En este país, a veces tan gris y conservador, no andamos sobrados de genios, de personas que se sienten cómodas caminando por la cuerda floja y de saltar al vacío sin red y de sublevarse contra los límites. Morente era una de ellas.
Más que la voz, la mente del flamenco es la que nos ha dejado.

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