viernes, 24 de diciembre de 2010

Un soplo en el corazón


Durante un tiempo el reproductor no me permitió ir más allá de Portugal, privándome así del (enésimo) viaje infinito hacia el fondo de ese mundo del que nos han hablado tanto pero del que conocemos tan poco, el mundo de las relaciones.
Para poner remedio a este desajuste emocional hice caso a la llamada de mi corazón y por primera vez compré un disco dos veces.
Un soplo en el corazón (1994), título que homenajea a una peli de Louis Malle, y álbum de debut y de despedida de Family y refugio de adictos al pop de buen gusto con poso melancólico. Es muy difícil que un disco así pase sin más por una vida.
He leído que musicalmente no es una obra maestra. No hay que olvidar que está compuesto por dos tímidos empedernidos que apenas sabían tocar y cantar. Pero sí es un disco vital para muchas personas, para mí. El más grande de los pequeños discos que guardan mi habitación y que con el paso de los años se ha convertido en un artículo de primera necesidad, en un amigo inseparable con el que mi corazón, por fin, ya puede completar el viaje.

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