martes, 9 de julio de 2013

Romántica decadencia


Me pregunto cuándo la música dejó de ser esencia para convertirse en excusa. Me pregunto por qué la gente acude a un concierto y no presta atención a lo que acontece en el escenario, aunque se trate de un acto social, casi benéfico, como el de ayer donde el simple hecho de estar era lo importante. Me pregunto acerca de la conveniencia de volver a caer hechizado bajo el embrujo de lo que me gustaría que fuera para finalmente pagar el peaje de lo que acaba siendo. Me pregunto si el problema únicamente me pertenece a mí, o por el contrario los otros son el problema.
Y finalmente, me pregunto si el tiempo será justo y bondadoso con el Hombre de Azúcar y no consentirá que su frágil figura se diluya en el olvido llevándose consigo la magia de sus canciones. 

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