miércoles, 27 de junio de 2012

Círculos viciosos


¡No lo limpies! Déjame conservar mis círculos del vicio. El círculo es la figura geométrica perfecta, sin fin ni principio. Estoy seguro al transitar en equilibrio por tu redondez sin aristas. Ignoro los peligros que supone tu múltiple presencia, la que dicta mi sentencia. Ante mis ojos se asoma el abismo, y yo ¿qué hago? Bebo, bebo cuando los días me sacan de quicio.
¡Véte! Déjame a solas con mi amada de curvas peligrosas. Es mía, no la comparto. La cuido, la mimo. La arropo en insólitos escondites porque su visibilidad es mi vergüenza. Ante mis ojos se presagia el abismo, y yo ¿qué hago? Bebo, bebo para no ser yo mismo.
Por la borda lanzo los sacos de arena. El globo se alza. ¡Me elevo! Me siento preparado y ya no soy un tipo corriente. Soy uno de los grandes genios. Soy Picasso pintando la guerra incivil. Soy quien acaba el réquiem de Mozart. Ante mis ojos se intuye el abismo, y yo ¿qué hago? Bebo, bebo en una huida en defensa propia.
Por la noche es diversión, por la mañana es mi medicina. A un fin de semana perdido le sigue un día sin huella. Beber es pecado, rendición del juicio. Ante mis ojos, los otros ven el abismo, y yo ¿qué hago? Bebo, y me rindo en un gesto de nostalgia hacia un pasado inventado.

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