viernes, 19 de noviembre de 2010

Donde todo empezó


Desconozco la fecha exacta. Probablemente ellos tampoco la recordarán. Pero hay días que no son como los demás, que se escapan de la rutina para volverse trascendentes. Como aquel día.
En un viaje por el tiempo me trasladé al lugar donde cruzaron sus miradas por vez primera, y así pude reparar una deuda pendiente con mi yo más íntimo y que arrastraba durante toda una vida. Me sentí bien. Pude abstraerme y mi mente, como de costumbre, comenzó a divagar. Ya os estaba pensando.
Tú, con la seguridad que proporciona la inconsciencia, decidiste mover ficha. Te acercaste comprobando que tus sospechas no eran infundadas. Era un bellezón. "¿Bailas?", confiando en el as que guardabas en la manga. Tenías dotes de buen bailarín. Ella accedió, en una decisión de múltiples efectos secundarios. No sé, debieron ser esos ojitos azules. ¡Ay, qué difícil es guardar la distancia adecuada! Te creciste y te creíste vencedor, pero al intentar jugar con su falda, las cartas mostraron la cruel realidad. "Habrá tiempo para eso" vaticinó y acertó ella. Porque ellas siempre ganan.
Es incomprensible tratar de comprender qué razones mueven a dos personas a emprender un viaje sin retorno, a conocerse y someterse a la montaña rusa de las relaciones. Por suerte, ellos lo hicieron.
El resto es historia.

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